En los últimos años, el baño ha dejado de ser un espacio meramente funcional para convertirse en un verdadero santuario de bienestar y diseño. Esta transformación responde a una necesidad creciente de encontrar momentos de calma en la rutina diaria, y el diseño de interiores ha sabido responder con propuestas que combinan estética, tecnología y sensorialidad.
Los materiales nobles como mármol, piedra natural, maderas tratadas y metales en acabados mate o cepillados dominan la escena, aportando calidez y sofisticación. Las griferías, por su parte, se convierten en protagonistas escultóricas: piezas de diseño que elevan la experiencia cotidiana y transmiten elegancia en cada detalle.
La iluminación juega un rol clave. El uso de luz cálida, difusa y regulable contribuye a crear atmósferas relajantes, mientras que los espejos retroiluminados y las soluciones empotradas refuerzan la sensación de orden y confort.
En esta nueva mirada, el baño ya no es un espacio aislado, sino una extensión del estilo y personalidad del hogar. Elementos como bañeras exentas, duchas tipo spa, aromaterapia integrada y sistemas de sonido envolvente son parte del lenguaje del lujo contemporáneo.
El resultado: espacios íntimos que invitan a desconectar, cuidar el cuerpo y reconectar con uno mismo. Diseñar un baño hoy implica pensar en bienestar, sostenibilidad y belleza en equilibrio.