Es normal que intentemos poner todo el empeño en la decoración de la sala, pero eso no significa que debas caer en estos errores.
Cuando se trata de diseñar interiores, ningún espacio recibe más atención que la sala y las razones sobran: se trata del punto de partida de cualquier hogar, el conjunto que se revela nada más abrir la puerta y el lugar en el que recibes visitas y pasas una buena parte del tiempo.
Por todo esto y más, es completamente normal poner un esfuerzo extra en la decoración de la sala y querer que siempre luzca impecable; sin embargo, debes tener cuidado con no saturar o caer en alguno de estos errores comunes al momento de decorarla:
Cortinas enormes
Las cortinas de la sala deben formar parte del conjunto y filtrar la luz de manera adecuada; sin embargo, no pueden ser las grandes protagonistas de tu hogar. Evita los listones y las abrazaderas llamativas, así como las cortinas que tocan el suelo para que funcionen la perfección.
Una alfombra muy pequeña
A todos nos ha pasado: encuentras una alfombra que crees perfecta, pero cuando llegas a tu sala te das cuenta de que le faltan algunos centímetros para cubrir por completo tu comedor, la mesa de centro o los sillones. Si este es tu caso, lo mejor será encontrarle otro sitio y evitar el efecto visual de empequeñecimiento que provoca en el piso.
Murales que ocupan una pared
Mantener la proporción de los espacios es indispensable para que tu sala no sólo luzca más iluminada, también parezca aún más amplia. Evita colocar cuadros de piso a techo, lo mismo que obras de arte que ocupen la mayor parte de una pared horizontalmente.
Mobiliario que estorba a la luz
Las ventanas son el corazón de tu sala y por lo tanto, debes evitar a toda costa que cualquier resquicio de mueble impida el acceso de luz al interior del salón. Retira libreros, sillones o cualquier elemento que evite la contemplación de tus ventanas para crear una sala iluminada la mayor parte del día.
Sin trofeos ni distinciones
Los títulos universitarios , trofeos y otras distinciones dan cuenta de grandes esfuerzos y son un reconocimiento especial que merece ser valorado; sin embargo, cuando se trata de tu sala, lo mejor es mantenerla libre de este tipo de condecoraciones. Ten por seguro que los reconocimientos se verán mucho mejor en tu consultorio o despacho, o el estudio donde sueles trabajar.
Una sala-laberinto
Antes de estar conforme con el mobiliario que elegiste para tu sala, realiza el siguiente ejercicio: camina como lo harías normalmente desde la entrada hasta el baño, de un sillón hacia alguna habitación o cruza la estancia hasta llegar a la cocina.
Si notaste que en algún momento tuviste que girar tu cuerpo para evitar chocar con algo o tomar una ruta más larga al rodear algún mueble, piensa dos veces en el acomodo de los objetos que componen tu sala y procura que todo fluya con naturalidad.
La TV como protagonista
Crecimos con la idea de que el elemento esencial y punto de partida de cualquier sala era la televisión; sin embargo, es momento de reformular esas viejas nociones y pensar en tu sala como un punto de encuentro familiar, de amigos y pareja más allá de la TV.
Las fundas de sillón
Si en algún momento se justificó a las fundas de sillón bajo pretextos como la presencia de niños y las manchas que pudieran causar, es momento de olvidarlas definitivamente y lucir el verdadero color de tu sofá. Pocas cosas resultan más molestas que acomodar una y otra vez fundas escurridizas.
Muebles de la misma familia
Sí: procurar que toda la madera luzca con el mismo acabado es crucial para tu sala, pero de eso a comprar comedor, sillones, mesa de centro y el resto de mobiliario de una misma marca y estilo hay un mundo de creatividad y curaduría de distancia.
Si quieres evitar que tu sala luzca como un airbnb prediseñado o como un espacio incapaz de expresar los gustos y las pasiones de sus habitantes, siéntete libre de combinar distintos estilos.
Iluminación sin cuidado
Recuerda que tu sala tiene como mínimo, dos caras: la que aparece durante las mañanas y las tardes que depende de la entrada de iluminación natural, y otra artificial, que sale a relucir una vez que se marcha la luz solar. Puede que tengas cubierta la primera, pero no olvides que todas las noches deberás encontrar en tu sala un sitio cálido que invite a la relajación, la lectura, el descanso o el sueño.
Fuente: AD
